Remolinos en el Río de la Vida
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por Sandeep Chatterjee
Traducción de Cheryl Harleston

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En su fluir, un río o arroyo a veces golpea contra rocas, ramas o irregularidades en la tierra, provocando que surjan remolinos espontáneamente aquí y allá. Al entrar al remolino, el agua rápidamente lo atraviesa y se reúne con el río, a la larga juntándose con otro remolino y continuando su camino. Aunque por un corto período parezca ser algo indistinguible como evento separado, el agua del remolino es simplemente el río mismo. La estabilidad del remolino es temporal.

La energía del río de la Vida forma cosas vivientes —un humano, un perro, un gato, árboles, estrellas, galaxias, igual que remolinos. Entonces lo que mantenía al remolino en su lugar es alterado y el remolino es arrastrado, volviendo a entrar en la corriente mayor.

Nosotros no queremos pensarnos como remolinos —formaciones temporales. Queremos vernos a nosotros mismos como permanentes, estables y separados del arroyo. Para proteger esta supuesta separación establecemos límites artificiales y fijos, y como consecuencia acumulamos equipaje, cosas que se deslizan dentro de nuestro remolino y no pueden salir. De esa forma las cosas se obstruyen y se crean pozos estancados.

El arroyo necesita fluir de manera natural y libre. Servimos mejor al fluir de la Vida si el agua que entra en nuestro propio fluir es libre para pasar y continuar fácil y prontamente hacia donde necesite ir. La energía de la Vida busca la transformación rápida.

¿Cómo obstruimos nuestros remolinos?
Con nuestros conceptos, nuestras concepciones, nuestras creencias, el aferrarnos a nuestras experiencias, las defensas de nuestra fe. (Qué es la fe — No lo sé, pero ojalá así fuera...)


© 1997 por Sandeep Chatterjee

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